Lo primero que quiero destacar de esta película es el trabajo del director (M. Tyldum) y el guionista (G. Moore), para contar de manera entretenida, dramática, coherente y fácil de ver (aún cuando la trama salta en tres periodos de tiempo distintos) una historia que de acuerdo a lo que había que ser contado, fácilmente habría podido caer en aburrida y carente de emociones.
Pero afortunadamente no fue eso lo sucedido en el código Enigma, la cual sin hacer un esfuerzo sobresaliente para recrear la ambientación del Reino Unido bajo la segunda guerra mundial, si logra exitosamente transmitir la tensión de la guerra y desarrollar la historia de Alan Turing, quien resulta ser ni más ni menos que uno de los padres de la informática moderna y cuya vida merece la pena ser contada y analizada (sobretodo en su desenlace).
El papel de Alan Turing, es interpretado por el británico Benedict Cumberbatch, quien deja muy en claro las razones para su nominación al Oscar por actor principal, interpretando magistralmente a un genio matemático lleno de conflictos emocionales internos y externos.
Quien si nos queda debiendo es Keira Knightley en su interpretación de Joan Clarke, ya que sin decir que sea una mala actuación, la verdad es que no va más allá de ser un papel bien interpretado, sin ningún tipo de adornos e incluso rayando con la sencillez interpretativa en escenas que podrían haberse aprovechado de una mejor manera. Sinceramente me pierdo al intentar entender la razón por la que logró una nominación con este papel, pero revisando el listado de actrices de reparto nominadas para este año casi que empiezo a entender que al final no había mucho más para escoger.
Calificación personal: 8/10.
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