Director: Olivier Megaton
El patrón, el más, nuestro Steven Seagal de estos tiempos, al que todos nos gustaría parecernos cuando cumplamos 63 años, ni más ni menos que Liam Neeson, regresa con la tercera y última parte (al parecer...) de la saga Taken (búsqueda impecable) y como suele pasar con este tipo de secuelas de acción, la última en presentarse siempre termina siendo la que más se distancia en calidad de la por lo general exitosa primera parte. Y es que para el caso de Taken 3 es tal cual: Una primera parte muy buena (Taken (2008)), desbordante de adrenalina y de sobresaltos continuos a lo largo de toda la trama, una segunda parte (Taken 2 (2012)) que apenas alcanzó a llegar a convertirse en una secuela decente y por último una tercera parte que la verdad nos obliga a preguntar: ¿Realmente hacía falta?.
Un guión al que se le debe valorar la intención de añadir intriga y misterio a la trama de la película, pero que termina careciendo de creatividad, y pasa a ser muy predecible y que infortunadamente, al menos en lo personal, no logró engancharme.
Ni siquiera la actuación de Forest Whitaker, sobria y convincente como siempre, logra salvar este barco de su hundimiento, en el que como único bote salvavidas se presentan algunas secuencias de acción muy bien logradas en la película (en especial la persecución en la autopista). Más allá de eso... la verdad... muy poco.
Calificación personal: 5/10.
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