Director: Guillermo del Toro
De amores y monstruos…
Como no puede ser de otra forma, Guillermo del Toro crea
nuevamente todo un grandioso despliegue visual a partir de una historia fantástica
que él mismo ayudó a desarrollar. Esta vez uno de los protagonistas resulta ser
un anfibio evolucionado, originario de las selvas sudamericanas, que debido a
ciertas circunstancias que se explican en la película, termina ubicado en los
Estados Unidos durante los tiempos de la guerra fría.
Por otro lado, una solitaria empleada de limpieza de una
instalación militar norteamericana, Elisa Esposito, (interpretada de manera
notable por la Inglesa Sally Hawkins) quien perdió la capacidad del habla en
los primeros años de su vida, pero que a pesar de ello logrará entablar una
comunicación profunda con este ser extraordinario.
Para acompañar a esta inusual pareja, se ha dispuesto de un
reparto de altura, del que sobresale una magnífica Octavia Spencer en el papel
de Zelda Fuller, la leal y única compañera de Sally. La actuación de Michael
Shannon, como el villano Richard Strickland, es también de aplaudir.
El excelente trabajo visual logra centrar la atención de
todos en este personaje mágico, proveniente de la profunda Amazonía y que logra
ser a la vez hermoso y complejo, pero que, a pesar de su gran potencial, en mi
opinión, no termina siendo plenamente desarrollado en esta historia. Muy
diferente a lo que sucede con Elisa, a quien la trama le va a permitir contar
sin palabras, la aguda soledad que la acompaña y su determinación de hacer lo que
sea por alcanzar la enredada obsesión que la vida se ha encargado de atravesar
en su camino.
La banda sonora, otro de los puntos altos de esta película,
es sencillamente magnífica y más que acorde con los sucesos de este relato y el
momento de la historia en el que se desarrollan.
El guion es tal vez lo único al que algo se le podría
reprochar, únicamente logra profundizar en uno de los dos protagonistas y salvo
el hecho de situarse durante la guerra fría, no logra diferenciarse del todo de
lo que sería una “La bella y la bestia” versión moderna. Sin embargo, lo
anterior no alcanza para que no valga la pena ir a ver esta nueva obra del gran
Guillermo.